Comunicado de Francisca Palma – Universidad de Chile

El 22 de junio del 1941 se presentó el primer montaje de un grupo de jóvenes actores, encabezados por Pedro de la Barra, hito que en su evolución se constituyó en espacio formativo de generaciones de artistas del teatro nacional hasta la actualidad, derivando en la profesionalización y difusión de este arte en nuestro país.

El Teatro Nacional Chileno se ha constituido en cuna del teatro nacional por su rol formativo y creativo, donde en sus 75 años de historia se ha exhibido lo más destacado de la dramaturgia nacional y el mejor teatro universal, con más de 300 obras para el público, tanto en Santiago como en regiones, las que sumadas han llegado a más de un millón de espectadores.

Las celebraciones de este aniversario se inician el 22 de junio a las 20 horas con el estreno de la obra “El Avaro” de Moliére, las que continuarán con el ciclo “Teatro Abierto” que contempla montajes de directores nacionales, interrupciones performáticas, lecturas dramatizadas, conversatorios intergeneracionales y una gira por diversas ciudades del país.

Fue en el Teatro Imperio, ubicado en calle Estado, en donde veinte jóvenes actores, dirigidos por Pedro de la Barra, interpretaron los montajes «La Guarda Cuidadosa”, de Miguel de Cervantes, y «Ligazón» de Ramón del Valle Inclán, ante una sala a medio llenar en la primera presentación del Teatro Experimental de la Universidad de Chile un día como hoy, pero de 1941, un día domingo en un horario para nada habitual.

“Contratamos personal de maquinistas, utileros y electricistas del Teatro Municipal. El vestuario también fue de guardarropía del Teatro Municipal”, recuerda uno de ellos, Domingo Piga en el libro “Teatro Experimental de la Universidad de Chile”, entidad que este año cumple 75 años de historia y trayectoria como cuna del teatro de nuestro país y una de las principales escuelas de sus artistas.

Este hito fundacional se dio tres años después de que asumiera la presidencia Pedro Aguirre Cerda, de la mano del Frente Popular y los cambios sociopolíticos que eso trajo para Chile. Pero fue varios años antes que al interior de la Universidad el teatro ya sonaba como una actividad atractiva para sus estudiantes. En el Pedagógico, perteneciente a la Casa de Bello en esos años, se formó un grupo denominado Centro de Arte Dramático del Instituto Pedagógico (Cadip), el que se conjugó con el grupo “Lex” de la Facultad de Derecho, que funcionaba con el apoyo del por entonces decano, Arturo Alessandri Rodríguez.

«Hechos Consumados» 1999)

Como relata Piga, los del grupo Lex se comunicaron con los de Cadip para hacer un solo grupo, el mismo que dio inicio a esta instancia formadora y creadora, por cuyas tablas han pasado desde sus fundadores -Bélgica Castro, Santiago del Campo, Roberto Parada, Oreste Plath, por nombrar algunos-, hasta las generaciones actuales de actores chilenos, entre ellos Daniel Alcaíno, Marcelo Alonso, Alfredo Castro, Paly García, Amparo Noguera, Mónica Carrasco, Coca Guazzini, Loreto Aravena, entre muchos otros.

Los albores del teatro universitario

Este grupo fundador se formó no sólo con la consigna de que había que “echarle para adelante que para atrás cría maña”, como pregonaba su director Pedro de la Barra, sino que decidió, a la usanza del mundo artístico de inicios de los cuarenta, explicitar la misión y objetivos de su quehacer, que, aunque no era profesional, estuvo siempre mirando al público y al impacto que las artes escénicas podían tener en la sociedad.

Fue así como se plantearon cuatro puntos fundamentales para llevar a la práctica: la difusión del teatro clásico y moderno; originar la necesidad de un buen teatro; el Teatro Experimental como escuela; y la presentación de nuevos valores y el rol educativo de este arte.

Ese inicio del teatro universitario, según recuerda Bélgica Castro “significó mucho para el país. Era primera vez que se hacía teatro para el público, estábamos comprometidos con lo que estábamos haciendo (…) para mejorar la calidad de vida de quienes estaban oyendo”.

Nuestro Pueblo (1949)

«Nuestro Pueblo» (1949)

Los primeros ensayos del Teatro Experimental se realizaron en la sala 13, ubicada atrás del Salón de Honor de la Casa Central. El lugar, que originalmente era una bodega fue utilizado “clandestinamente” gracias a la ayuda del mayordomo de la casona de Alameda 1058, espacio donde fueron descubiertos por el por entonces rector Juvenal Hernández, quien fue uno de los impulsores de que estos entusiasmados jóvenes institucionalizaran su labor bajo el alero de la Casa de Bello. Por ello comenzaron de inmediato a ser parte de la vida universitaria, a partir, por ejemplo, de la participación del grupo con un montaje especial en las celebraciones del centenario de la Universdad de Chile en 1942.

En su rol formativo, inicialmente el Teatro Experimental ofrecía talleres, los que en 1945 se organizaron en cursos libres, los que fueron dictados por los fundadores que comenzaron a salir al extranjero para prepararse en el arte del teatro. Entre sus hitos siguientes se cuenta el montaje de “Sueño de una noche de verano”, dirigida por Pedro de la Barra  y realizada con la participación de la Orquesta Sinfónica y el  Ballet de la Universidad de Chile; y “Noche de Reyes” de Shakespeare, obra que se estrenó en noviembre de 1954 en la sala propia que hoy alberga a esta institución universitaria, en el Teatro Antonio Varas. Con este paso, el Teatro dejó atrás su carácter ambulante y por el que algunos montajes se habían realizado en el Teatro Santa Lucía e incluso en el Teatro Municipal.

En su rápido andar, el grupo comenzó a montar cerca de cuatro estrenos por año, a realizar itinerancias por el país, a abrir sus espectáculos a escolares y trabajadores y a generar concursos anuales para proyectos de experimentación. Luego, en 1959 se transformó en el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (Ituch), para diez años después constituir el  Departamento de Teatro (Detuch).

Con el golpe de Estado que el Teatro fue clausurado. Al año siguiente se denominó Compañía Teatro Nacional, para en 1975 adjudicarse el nombre que conserva hasta ahora: Teatro Nacional Chileno (TNCH).

Hoy el TNCH se encuentra en una etapa de reformulación. Posee un directorio integrado por académicos del Departamento de Teatro, de la Facultad de Artes y el actor Francisco Melo, formado en la Casa de Bello; equipo encabezado por el académico Igor Pacheco como director interino. Para este último, la conmemoración de estos 75 años de historia “nos obliga a mirar para atrás con el objeto de renovar la manera que tiene el TNCH de hacer teatro, o sea, retomar el teatro universitario pero en consideración con los tiempos modernos, considerando la tradición, pero también la vanguardia, entrelazando todo esto con la experimentación”.

FICHA TÉCNICA «EL AVARO» (ANIVERSARIO 75 DE TNCH)

Sala Antonio Varas (Morandé 25, Santiago)

Autor: Moliére (Francia); Traducción y versión autorial: Benjamín Galemiri; Dirección: Benjamín Céspedes; Música: Luis Castro; Elenco: Patricio Contreras, Sebastián Layseca, Priscila Huaico, Cristián Hormazábal, Rebeca Pereira, Andrés Reyes, Mario Bustos, Berta Lasala, Cristián Chaparro, Gabriela Banderas, Andrew Bargsted, Francisca Muñoz, Danilo Pedreros.

Funciones: 22 de junio al 27 de agosto; jueves, viernes y sábado, 20 horas.

Valor: $7.000 general; $3.000 tercera edad y estudiantes.

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