Este jueves, a los 89 años, falleció a raíz de un derrame cerebral, el artista visual chileno Edgardo Hugo Osvaldo Marín Vivado, quien tras estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas, con José Perotti como su principal formador, se especializó en la técnica del esmalte sobre metales, con la cosmovisión de religiones y culturas antiguas como las principales temáticas de sus obras.

«Chile pierde a uno de sus más grandes artistas visuales, escultor y pintor que expuso sus obras en los mejores espacios de América y Europa. Por mi formación de antropóloga siempre admiré su inspiración en las capas más profundas de distintas culturas, incluida las de nuestra patria precolombina con su diversa iconografía», expresó la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés Chadwick.

Entre 1952 y 1953, Marín se perfeccionó con becas en Francia e Italia. En el Viejo Continente, además, aprendió mímica en la Escuela de Mimos de Marcel Marceau, en donde trabajó junto a Alejandro Jodorowsky, y participó en su primera presentación, una velada bufa en el Teatro Municipal de Santiago. Asimismo, cursó estudios en meditación trascendental, disciplina en la que se desempeñó como docente tanto en Chile como en el extranjero.

A comienzos de los sesenta vivió en México, Cuba y Estados Unidos, y en su regreso a Chile, expuso su obra «Esculturas efímeras» (1967), que marcó su consolidación en la escena artística, mientras que en 1994 representó a nuestro país en la Bienal de Sao Paulo. Entre sus reconocimientos destacan el Prix des Anciens, Salón de Artistas Decoradores, en París (1953) y el Premio de Escultura de la Municipalidad de Santiago (1992).

Sus restos serán velados desde las 13 horas de este viernes en el Salón Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes, lugar en el que además se podrá apreciar la escultura «La Pachamama», obra de su autoría y parte de la colección del recinto.

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